[…] Entre una escuela muerta y una escuela viva, el rasgo distintivo más auténtico es precisamente este: la escuela para «consumidores» está muerta, y fingir que está viva no sirve para ahuyentar los olores de su putrefacción (que está a la vista de todos); una escuela viva y nueva puede ser solo una escuela para «creadores». […]
La función creadora de la imaginación pertenece al hombre común, al científico, al técnico; es esencial tanto para los descubrimientos científicos como para el surgimiento de la obra de arte; es, en definitiva, condición necesaria de la vida cotidiana… […]
Gramática de la fantasía, Gianni Rodari
Hace tiempo que me planteo cómo hacer más dinámicas y útiles mis clases: dinámicas, porque, sin movimiento, sin cambio, no existe el aprendizaje; y, por otro lado, útiles, porque, si el estudiante no hace propio el conocimiento, el saber se convierte en memoria y esta, en muchas ocasiones, en olvido. Sin embargo, para mí, la utilidad no es, necesariamente, sinónimo de ganancia, de producto palpable, pero sí de creatividad. En este sentido, una persona será creativa cuando sea capaz de emplear las estrategias oportunas para resolver problemas, tareas o preguntas. No obstante, la imaginación, así como la libertad que otorga al individuo, nunca ha sido muy estimada por los sistemas establecidos.
Del mismo modo que la enseñanza debería plantearse desde los ojos de la infancia y de la adolescencia, considero que la escritura nace del requisito que nos hace seres humanos: el deseo de explorar y explorarnos en el mundo. La palabra nos libra de la esclavitud puesto que, a través de ella, elaboramos nuestros pensamientos, compartimos ideas, escuchamos a los demás y reinventamos la realidad. Ella es capaz de despertarnos imágenes, semejanzas, recuerdos, anhelos, conceptos. Encorsetar los parámetros de la palabra es, por tanto, encarcelar al individuo.
Esa lucha es la que pretendo vencer ahora, pues soy consciente de que he sido cómplice de un paradigma que siempre he aborrecido y en el que priman la inercia y la falsa seguridad que otorgan los modelos imitados por encima de la fantasía.
Yo manifiesto…
NOTAS DE LA AUTORA:
– Este pseudomanifiesto improvisado ha surgido de la lectura del precioso libro Gramática de la fantasía. Gianni Rodari hablá en él con un profundo cariño hacia su profesión y, sobre todo, hacia los niños, aquellos seres cuyos ojos se asombran ante las sorpresas de la vida.
– La fotografía pertenece a la portada del libro. Le he aplicado variaciones para formar la imagen final.
Manifiesto: Gramática de la libertad –
(c) –
Olivia Vicente Sánchez
2 Respuestas
Me sentí muy identificada con tus palabras… gracias por escribirlas
De nada. Es lo que siento e intento llevar a cabo.