Las tazas de café caliente en un día como hoy, amanecido entre la niebla y la resaca provocada por la pesadilla del 13N parisino, solo pueden traer dos cosas: la realidad y el deseo. No quiero ser frívola, pero, quizás por la propia somnolencia, me he entregado a seguir entre sueños, una forma de escapismo lícita.
No persigas los sueños o estos se apoderarán de tu mente.
En una ocasión me aconsejaron vivir al margen de las múltiples ideas que brotan diariamente en mi cerebro. Fue un consejo sabio, pues actualmente ellos, los sueños, controlan mi imaginario. Son fantasmas que surgen en un rincón y se retuercen cual madreselva entre las neuronas. Sus caprichos proyectan deseos, tras los que me entrego con perezosas salvedades.
A veces, cuando me hallo en una espiral, busco palabras para robárselas a otras personas, pues no existe la originalidad. Esta se perdió en el tiempo, así que me siento como Pierre Menard. Escribo en el ordenador, en una hoja suelta o en uno de los cuadernos para estructurar el pensamiento, pero solo consigo un intento, dos, infinitos, descompuestos, enmarañados, torpes.
La calma nunca llega. Los términos absolutos son para otros individuos. Yo únicamente puedo recuperar los versos que nacieron de otras cabezas para que su lectura me embelese con sus sueños.
La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.Olga Orozco
NOTAS DE LA AUTORA
— Los versos pertenecen al poema «La realidad y el deseo», publicado en Mutaciones de la realidad (1979). La autora, Olga Orozco, homenajea al poeta Luis Cernuda.
— La fotografía fue tomada el 6 de agosto de 2015 en Cartagena con una Nikon 3200 D. He empleado los programas ACD See Pro 6 y Pixlr para editarla.
2 Respuestas
Excelente la reflexión i el blog.
Saludos
Muchas gracias, Marc.
🙂