Los universos sentimentales que presenta Haruki Murakami no dejan indiferentes ni a los lectores ni a la crítica, como es el caso de Kafka en la orilla.
El primer libro de Haruki Murakami que leí fue 1Q84. De eso hace, curiosamente, casi un año, como demuestra la fecha que anoté en el libro. Tiempo después, en las pasadas Navidades, le dediqué mi atención a Kafka en la orilla. Necesité aproximadamente diez meses para asumir otra vorágine de emociones: cambié las dos lunas de Tengo y Aomame por la huida de Kakfa Tamura y la búsqueda de Nakata.
Kafka en la orilla es una novela que me ha impactado enormemente. Durante su lectura fui consciente de que mi relación con el universo literario estaba cambiando con rapidez, pero no asimilé las repercusiones hasta después, cuando retomé la escritura de un relato que había postergado y se colmó con citas del libro como estas:
Cada día, al llegar la hora, anochece. Pero el mundo ya no es el mismo que el día anterior. Tú, no eres el mismo que ayer.
La Tierra va rotando sobre su eje. Y, sin ninguna relación con ello, todos nosotros vivimos dentro de un sueño.
Cerrar los ojos … no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oídos no va a hacer que el tiempo se detenga.
Un recuerdo es algo que te caldea el cuerpo por dentro, pero que, al mismo tiempo, te desgarra por dentro con violencia.
Es esa forma de tejer ecos en la mente de la persona que lee la que construye la trama mediante la alternancia entre las acciones de Kafka y las de Nakata. Son dos personajes que se encuentran marcados por sendos episodios trágicos y en el viaje que realizan quieren dar respuesta a su destino.
De este modo, se disfruta de mundos paralelos y simultáneos, pero además, desde el punto de vista de la construcción de la novela, se descubre el juego con la linealidad temporal para romper con ella, retorcerla y dar armonía a los sucesos con esa mezcla tan propia de parte de la narrativa del autor, un cóctel de realidad y magia al que se accede por la puerta de la verosimilitud.
Este equilibrio entre las historias de dos personajes tan peculiares se apoya también en la música. La presencia constante de este elemento, a través de la mención de obras y compositores, otorga una melodía que engarza la lectura y abre la interpretación a la intertextualidad y a la extratextualidad. De este modo la obra se proyecta dentro de sí misma y fuera de sí misma, hacia otras del mismo autor y de otros diferentes. Se trata de un diálogo entre la palabra y el pentagrama que favorece la creación de una lista de reproducción de temas musicales para acompañar la lectura.
Kafka en la orilla es una novela en la que el lector debe ser permeable a la unión de tradiciones literarias y artísticas y, además, debe asumir el riesgo de conmoverse. ¿Estarías dispuesto a ambas cosas?
NOTAS DE LA AUTORA:
—Este artículo fue publicado el 13 de febrero de 2014 por primera vez. Se ha revisado para actualizar datos e imágenes el 15 de febrero de 2018.
—La imagen de la puerta fue tomada con una Canon DIGITAL IXUS 200 IS en Cuenca, el 7 de agosto de 2014 y ha sido editada con ACD See Pro 6.
—Datos de la obra:
MURAKAMI, Haruki. Kafka en la orilla. Traducción de Lourdes Porta. 12ª edición. Barcelona: Tusquets (Colección Maxi), 2012. 714 páginas. ISBN: 9788483835241.
2 Respuestas
Yo solo lei Sputnik, mi amor de Murakami… me gusto mucho.
Ahora voy a tener que conseguir este, me contagiaste las ganas de leerlo
Ese no lo he leído, pero lo tengo también en mi lista personal.
A mí me encantó Kafka en la orilla. Espero que también te guste.