Templo de Abou Simbel

¿Qué tienen en común Cervantes, Egipto y un carruaje fantasma? La respuesta es Amelia Edwards, una escritora de armas tomar.

Periodista, activista del voto femenino, viajera, con grandes dotes para la ilustración y el canto, tiradora de pistola, aficionada a la equitación y a las matemáticas, Amelia Ann Blanford Edwards es conocida principalmente como egiptóloga y autora de El carruaje fantasma.

Nació en Londres en 1831 y murió en Somerset en 1892. Su madre la educó en casa y desde pequeña, con tan solo siete años, publicó su primera pieza literaria.

Amelia Edwards

Amelia Edwards (Fuente: Pinterest)

Su interés por la cultura fue amplio. Como se le daba muy bien dibujar, llamó la atención de uno de los caricaturistas más importantes de la época, famoso por ilustrar Oliver Twist: George Cruikshank. Sin embargo, a sus padres les parecía una actividad menor y poco apropiada para mujeres.

También compuso música, estudió piano y canto. Se ejercitaba con la equitación, el uso de pistolas y las matemáticas… Era feliz en un ambiente de hombres, y le gustaba vestir como ellos. Además, decidió no casarse y vivir con Ellen Drew Braysher hasta su muerte.

Edwards y El carruaje fantasma

Su reconocimiento internacional está vinculado a su carrera como escritora y egiptóloga. A partir de 1850 se decanta por la escritura profesional, siempre bien valorada por la crítica y los lectores: una biografía de Cervantes, poemas, relatos, novelas, libros de viajes, ensayos históricos…

Como era metódica en la recreación de ambientes, costumbres, peculiaridades dialectales…, solía emplear unos dos años por novela. Ese interés también se observa en sus relatos, ahora reunidos por la Biblioteca de Carfax (2017) bajo el título El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturalesLa antología recoge siete relatos de Edwards y un posfacio acerca de su biografía y obra.

Carruaje fantasma

El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales (Fuente: Twitter de la editorial)

En los relatos, un elemento sobrenatural surge de pronto en la vida cotidiana, provocando un contraste, acentuado paulatinamente, entre la realidad y lo fantasmagórico. Hay una salvedad: «Una noche en los confines de la Selva Negra», antecedente del cine de psicópatas (slasher). Este modo de narrar es similar al de autores como Poe o Bécquer, ya que los protagonistas se ven envueltos en situaciones que apenas logran comprender.

Sin embargo, Edwards aporta a los relatos un sello especial:

  • Los protagonistas y narradores, hombres siempre, se encuentran viajando o a punto de realizar un viaje; buscan saciar su curiosidad o resolver una inquietud personal.
  • A través de los relatos se recorren diferentes lugares europeos: la Selva Negra, Venecia, los páramos ingleses… mediante descripciones minuciosas, giros y expresiones dialectales, costumbres… La atmósfera no solo envuelve al narrador sino también al lector.
  • Aunque los relatos siguen las consignas de las historias góticas, se mezclan géneros: las hazañas bélicas en «Una misión peligrosa» (influencia de su padre, oficial del ejército); el interrogatorio y el acta judicial en «El expreso de las cuatro y cuarto»; el misterio romántico en «La historia de Salomé» o religioso en «En el confesionario»;  la épica de alta montaña en «El Paso Nuevo»… Y el ingrediente aventurero, presente en casi todos ellos mediante el viaje.

El turismo masivo por el Nilo

Amelia Edwards disfrutaba explorando, conociendo en primera persona los lugares, sola o acompañada por amigas. Mil millas Nilo arriba y Dioses, faraones y exploradores muestran su especial debilidad por Egipto, que exploró durante el invierno de 1873-1874 junto a Lucy Renshawe, y continúan siendo obras de referencia en la Egiptología.

Fuente: Library of Congress. Entre 1860 y 1900.

Durante la época victoriana, estaba de moda lo exótico. Una compañía, la Thomas Cook, organizaba viajes para que ingleses adinerados recorrieran en grupo las maravillas faraónicas. Ataviados con traje y bombín, o corsé y vestido largo, se subían a lo alto de las pirámides, montaban en camellos, degustaban un té entre las arenas o, incluso, se llevaban a sus casas trocitos de ruinas, monumentos, piedras preciosas y momias enteras, que empleaban en Inglaterra para fiestas como la de desenvolver una momia. La propia Edwards se quejó de esta afluencia masiva:

El turista lo graba todo con nombres y fechas, a veces caricaturas.

Para ella no se trataba de una moda, sino de amor por la cultura egipcia. Por eso, creó la Egypt Exploration Fund, impartió conferencias por Estados Unidos y dotó de dinero a becas y cátedras destinadas su estudio. ¡Incluso llegó a descubrir un santuario!

Para Amelia Edwards, vida, literatura y viaje fueron sinónimos. Sin límites. Sin miedos.

Y tú, ¿conoces a otras autoras como ella?


NOTAS DE LA AUTORA:

—Datos del libro:

EDWARDS, Amelia B. El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales. Traducción de Alberto Chessa. 1ª edición. Madrid: La Biblioteca de Carfax, 2017. 237 páginas. ISBN: 978-84-94668258.

—En el programa de radio Luna Roja dedicamos la sección de Maldito Libro a Amelia Edwards, que comienza a partir del minuto 16:12. Para escucharlo, pincha sobre los iconos de Ivoox y Spotify:

Amelia Edwards o cómo el Nilo cambió su vida – (c) – Olivia Vicente Sánchez

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