La Paloma recoge quince relatos sobre la artista Frida Kahlo, mito y carne de la cultura mexicana, gracias a Artificios y a PRdA.
Entre mis lecturas de verano se encuentra La Paloma. Esta colección surgió de un taller de escritura creativa que impartió Ana Morilla Palacios (editorial Artificios) en el espacio de arte de Paloma Ruiz de Almodóvar (PRdA).
Se literaturizaron las biografías de personajes históricos y se seleccionaron las composiciones en torno a Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón, más conocida como Frida Kahlo.
Yo soy hija de la Muerte, de la Pelona. Por eso mis vestidos son un anticipo de la mortaja, me preparo para el gran viaje…
Frida Kahlo se enfrenta en las historias a Eros y Tánatos, al dolor y al placer, si bien es cierto que se ahonda más en la sentimentalidad que en la expresión artística de su obra, quizás porque vida y pintura conforman una unidad. La propia Kahlo llegó a explicar que sus lienzos no son surrealistas sino realistas, espejo de la existencia que mejor conocía.
La pintora aparece como una obsesión por parte de admiradores, un huésped de un motel en Arizona o un hallazgo de científicos del futuro. Pero lo que más me ha atraído es la Frida oaxaqueña y universal que trascendió a Diego Rivera: quién era, qué sentía, qué pensaba, por qué se retrataba, cómo era valorada por la crítica, el público, la familia, los amigos.
Una vez conseguida la mixtura, la unió a la pigmentación de sus óleos y cogiendo con decisión sus pinceles empezó a derramar en la tela la policromía de su escarmiento.
Los colores, las formas, las texturas, los detalles y los contrastes de “La Paloma”, “La herida, “Kuautli y Huitzitzilin”, “Se equivocó la paloma”… hacen de la antología un óleo, una fotografía basada en los conflictos personales y artísticos que caracterizaron su vida.
Cuando puso las tijeras en la mano de la Frida sin corazón, quiso con ese elemento expresar el deseo de romper con lo que la ata a su entorno. Su vestido blanco manchado de sangre me provoca conmiseración. Frida se ve atrapada en un mundo del que quiere salir.
Forman un collage de estilos y de sucesos en los que la paloma es el punto de fuga en el que convergen y, por otro lado, del que se proyecta el universo complejo de este símbolo del arte y del feminismo.
Los autores de los quince relatos son, por orden alfabético: José Enrique Ávila, Víctor Ayllón, Sofía Ayllón Urbano, José Balaguer, Ángeles Barrionuevo, Carmen Bedmar, Ana Burgos Alcaide, Elvira Cámara, María José Jiménez, Alex Lidel, Patricia Moreno Raya, Ana Morilla Palacios, Rosa Ortega Sánchez, Manuel Sánchez y Marina Tapia.
La antología tiene un formato de bolsillo y su edición está muy cuidada, como ya pudimos comprobar en Amor con humor se paga. Se han mimado la introducción y los textos. Destaca la portada, un retrato realizado por la pintora Paloma Ruiz de Almodóvar. En él se plasman todas las Fridas: la indígena y europea, la creativa y autodestructiva, la hermana y mujer, la artista y ciudadana, la valiente y derrotada…
El libro se puede adquirir en librerías de Granada y a través de la página web de la editorial Artificios.
NOTA DE LA AUTORA:
—Las fotografías fueron tomadas el día 3 de agosto de 2017 con una Nikon D3200. Han sido editadas con el programa ACD See Pro 6.
—Datos del libro:
VV.AA. La Paloma. Edición de Ana Morilla Palacios. 2ª edición. Granada: Artificios, 2017. 101 páginas. Colección Wallada. ISBN 978-84-945497-5-5.
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